
Y asi fuimos perdiendo todo lo que nos rodeaba dentro de una nebulosa gris constante que no se olvida, viendo partir la rebelión desatada dentro de los enjambres circulares y difusos del cerebro, olvidando el precio de la libertad y el deseo de vivir en paz, cambiando las circunstancias a medida que van pasando los segundos... segundos interminables recordados bajo el nombre de momentos que te hacen revivir lo feliz que era aquel tiempo en que caminabas y caminabas por el prado gris y los llanos se acercaban hasta entrar por tus ojos, donde la mente retorcida y los deseos mundanos florecían, donde las palabras rompían el silencio todo el día, sintiéndote desdichado y volviendo a recordar… y solo recordar
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