miércoles, 10 de febrero de 2010

Postal (?)

Fue así como el abatimiento se apodero de Martín, el sueño acabo por complicar toda la situación, su vida completa transformada en un chiste sin fin, su forma de ver las cosas cambiaron radicalmente. El amor que sentía por Antonia fue algo que quizás nadie creía capaz.

El surco que crearon juntos los volvió completamente un caos, su vida paso por su mente y sus ojos gritaban déjame en paz, su mente caía a pedazos, su forma de ser cambiaba y el seudo amor que alguna ves tuvo, se volvió mas tergiversadle.

La vida que creía feliz era una completa estupidez, los errores que había cometido, hicieron que su forma de actuar cambiara y él completamente errado de sentido, también lo hacia.

La noche estaba llena de inocentes recuerdos que al cabo de una hora se transformaron en un completo sufrimiento, su mente cerrada y sus pies descalzos decían … “quiero escapar, quiero gritar, quiero morir y sufrir, pero por sobre todo... poder descansar en paz”!. La caída poco a poco más cerca, frente a sus ojos... el cielo y el mar, la laguna y el lago, la playa y el río, las rocas y la arena, caía y caía, sus ojos brillaban, su mente se retorcía, su cada vez más maltrecho rostro, con el pavimento se volvían la postal del pueblo, su mente moría y sus pies gritaban… al día siguiente... unas quince toneladas de tierra yacían sobre el sepulcro que escondía la esencia de aquello.

Rodrigo L. Escalante

lunes, 8 de febrero de 2010

Grito de perdón, sed de venganza, dolor y angustia, sufrimiento complejo/amor perplejo.

Volviendo al mundillo de los blogs que nadie lee, después de unas largas vacaciones y de haber cerrado un monton de cuentas que en verdad no me interesaba en lo absoluto tener, dejo este texto por si algun dia alguien lo quiere leer... bueno la historia partio un dia de tantos que estaba solo en mi casa, tenia como emmm 14? estaba sentado en el living mirando unas fotos y luego se me ocurrio tomar un lapiz y una hoja y empezar a escribir un poquito.


No había sufrimiento alguno que saciara la sed de venganza hacia aquel hombre que cada día y cada noche abusaba de la pequeña Amanda, en la oscuridad de una hermosa habitación cubierta con la vitalidad e inocencia de una pequeña de tan solo siete años de edad.


Su vida completa giraba en torno al dolor y sufrimiento causado por tamaña bestia, su mente irradiaba angustia y en su cabeza la imagen de aquel cerdo y en sus fozas el hedor de tamaño animal que la acariciaba por las noches, tocando sus partes intimas con tanta dedicación como quien coje un lápiz y escribe su nombre. La vida de la pequeña estaba predestinada al sufrimiento.


Cada noche su odio hacia aquel ser se volvía mas ingrato y gigantesco, hasta que un día armándose de valor coje un cuchillo que escondio bajo la almohada, agarra las sienes del cerdo putrefacto mientras la acariciaba y como quien corta una hoja, corto su cuello... la sangre corría y corría por el metal oxidado de rojo, el grito desgarrador suplicaba perdón, pero Amanda con más y más dedicación cortaba y cortaba, y el cerdo gritaba.


La cara de la pequeña innundada de rojo, con un claro sabor al hierro y un hermoso color de venganza el cual se apodero de la noche oscura y tenebrosa de las calles de Ginebra...